miércoles, 16 de abril de 2008

Ella será vengada

Era un día más del año escolar, una mañana como cualquier otra, yo que me encontraba en el último año del secundario esperaba a mi hermana que termine de cambiarse para ir al colegio. Como siempre mi hermana tardó siglos, sentido figurado claro, siempre por ella llegaba tarde, por esperarla a que termine de maquillarse y vestirse como una ramera. Porque lamentablemente así se vestía ella, la pollera del uniforme era muy corta y su camisa d mangas cortas, ya que era primavera y a ella le gustaba mostrar su hermosa piel, que tenía desabrochados los 3 botones superiores de la prenda y así mostraba su escote.



Por supuesto nunca estuve de acuerdo con su forma d vestir o actuar en las fiestas o/y en el colegio, pero era mi hermana y la quería mucho, siempre la defendía de esas malas lenguas que se dedicaban a difundir lo que ella hacia en sus ratos de ocio, hasta ya se inventaban rumores que por supuesto la señalaban como una "rapidita".



Finalmente salió de su habitación y me preguntó con una sonrisa:



-¿Vamos Tomi?



-¡Tomemosnos un taxi que no llegamos! -Dije apresuradamente, y proseguí- Siempre tardando tanto vos...



Ella me respondió con una mueca que solía usar para mostrar indiferencia, la usaba muy a menudo por cierto.



Al llegar al colegio justo a tiempo, ella no ingresó a la institución sino que se quedó en la esquina de la cuadra del colegio con su novio, fumando y besuqueandose en frente de todos sin un menor signo de verguenza...



Yo sabía que esta lacra lo engañaba, lo había visto con diferentes mujeres y además amigos de gran confianza me informaron de sus aventuras nocturnas mientras que mi hermana se queda en casa o sale con sus amigas. Ya me tenía un poco harto el personaje este, entonces marche hacia él decidido mirandolo fijamente, sin que él lo notase.



-Clara, sino entras ahora vas a llegar tarde y si seguis así te vas a quedar libre... -Dije cambiando el destino de mi mirada hacia mi querida hermana, y continue agarrandola suavemente del antebrazo- Dale veni...



-Ella se queda conmigo Tomito... -Me dice Nicolás, el novio de mi hermana, con un ono burlón y despectivo-



-Dos faltas más y tiene que volver a cursar cuarto año, y no creo que ella quiera seguir tus pasos de repetidor... -Le respondi de una manera elegante, y continue dirigiendome a Clara- Vamos ya, que llegamos tarde...



El bruto ya mayor de edad y ofendido por mi respuesta, me empujó humillandome en frente de los últimos entrantes. Obviamente reaccioné violentamente, me puse de pie y cuando llegó el momento de mi venganza dos amigos de él se pusieron entre nosostros dos; y rieron soberbiamente.



Mi hermana frenó esta disputa separando, y entré a la institución educativa sin la compañía de ella. Estaba furioso y cansado de su impunidad, de que nadie se le enfrente, de que haga lo que quiera con quien quiera. Y lo peor de todo, era que estaba jugando con un ser querido mío. Luego, el resto del día fue común y corriente, nada sorprendente ocurrió. Me seguía sentando al lado de mi mejor amigo, un muchacho con anteojos con aspecto de estudioso pero que en realidad era un vago más del montón, cumpliendose así el famoso dicho de "las apariencias engañan". Al otro día luego de llegar de clases, no se cómo pero noté que Clara acudía al baño muy a menudo. Ella trataba de disimular un poco la cuestión, encima luego de terminar lo que hiciese en el baño rociaba el cuarto con desodorante de ambiente, pero era evidente que de las 10 veces que fue en 6 horas al baño no eran por defecación, sino ya estaría deshidratada...



Pasaron los días, y la comenzé a notar asustada y paranoica. Cuando entrabas a su habitación te preguntaba violentamente porque estabas allí y que buscabas; cosa que antes no hacía. En la escuela ya no la veía más con el cretino de novio que tenía, aunque esto me resultaba un alivio al mismo tiempo me levantaban ciertas sospechas. Hasta que una noche, la escuche llorar mientras yo iba a la cocina para atacar las sobras del postre de esa misma noche.



Al escuchar su llanto, m acerque a su habitación y toque la puerta.



-Pasa...-Dijo ella secándose las lagrimas y tratando de engruesar su tono de voz-



-¿Por qué llorás Clarita? -Le pregunte cautelosamente y de una forma delicada-



-Me pelié con Nicolás, nada serio. Seguro que mañana volvemos a estar juntos... -Me respondió secándose sus lágrimas y tratando de apasiguar mi curiosidad-



-Ojala que no, y espero que en todo este tiempo te hayas dado cuenta de la clase de persona que es y todas las veces que te engaño... -Le respondi friamente y con una ira asesina reservada exclusivamente para mi "querido" Nico-



Al terminar mi frase, ella estalló en llanto, y su cabeza reposó en mi hombro derecho. Le acaricié la cabeza, y le pregunté otra vez:



-¿Qué pasó con Nicolás?



Volvió a estallar su llanto... Sin embargo, justo en ese momento, miré hacia mi costado izquierdo y vi algo muy semejante a un test de embarazo, analizé el objeto y llegue a la conclusión que era un test de esa clase. Dandome cuenta de que el problema era muchísimo más serio de lo que pensaba, la empezé a interrogar hasta que admitió tener un atraso de tres meses y que el supuesto padre no quería hacerse cargo de su hijo.





Un odio infernal sucumbió mi cuerpo, pero al instante esa furia fue opacada por la tristeza que sentía por mi hermana. Aunque no nos estabamos llevando bien en esos días, que algo la lastimara me partía el alma. Inmediatamente, cuando me informó sobre la situación y finalizó diciendo de una forma desesperada: -¿¡Qué voy a hacer ahora Tomás, que le voy a decir a nuestros padres?!


Al decir estas palabras reposó su rostro en mi hombro, y este se humedeció por sus lágrimas de angustia.


-Algo se nos va a ocurrir vas a ver... -Fue lo único que se me ocurrió responderle en ese trágico momento-


Lo único que se escuchaba en la habitación era el llanto distorsionado por mi hombro, y en esos segundos de silencio le pregunté delicadamente: -¿Lo pensás tener?


No hicieron falta palabras para responderme, recuperó la posición normal de su cabeza y me miró fijamente a los ojos con una expresión valiente y decidida... Tenía planeado que nazca sano y salvo como haría toda buena madre...


Cómo ya era muy tarde y los dos estábamos agotados, decidimos irnos a dormira nuestras respectivas habitaciones y nos despedimos con un abrazo que me estremeció, y seguro que a ella también, sentí algo que no sentía en años, me di cuenta da la gran amistad que nos unía a pesar de pelearnos e insultarnos casi todos los días del año...


Al otro día, Clara no salió de su habitación, decía que se sentía muy enferma y que iba a faltar a clases, mis padres como despreocupados que eran la dejaron quedarse en casa y no revisarla para ver si tenía algo grave o estaba mintiendo para faltar a una prueba la cuál no había estudiado.


Al llegar al colegio, todos me miraban y murmuraban, sabía de lo que hablaban pero no textualmente lo que se decían entre ellos, aunque era de imaginarse.


Caminando entre diferentes grupos sociales reunidos cerca de la entrada de la institución, estaba Nicolás con sus mascotas, llamó mascotas a los chupamedias que le festejaban todas sus malditas bromas y hazañas, no importaba si se desubicaba o hacía algo no debido, lo seguían para todas las cosas.


Como decía, al pasar al aldo de este grupito, uno de ellos retrocedió y me chocó con su hombro, haciendo que pierda el equilibrio de una forma más que notable, y por supuesto toda esa pandilla se mofó de mi. Sinceramente, las risas del grupo no me molestaron ya que no les prestaba mucha atención a esos infelices que necesitaban humillar al otro para sentirse bien consigo mismos, sino que ver a Nicolás tan cómodo y tranquilo riéndose de mi como si nada hubiera pasado colmó mi paciencia. Empujé a los individuos del grupo que estorbaban mi camino hacia mi objetivo, que era ese maldito cobarde que dañó a mi hermana como nunca nadie lo había hecho. Me abalanzé sobre él, y alcanzé a ponerle una mano ensima que la sentí como si fuera la mejor trompada de mi vida. Le dejé tatuado en el ojo la marca de mis nudillos, pero apenas estaba por dar mi segundo puñetazo sus amigos me agarron y entre todos me tiraron al piso para patearme un buen rato, sin embargo en ese mismo instante llegó el portero del colegio y ahuyentó a la patota con clásicas palabras de que iba a contarle todo al director, y varias veces lo hacía pero el director generalmente no prestaba atención a estos pleitos...


Este día fue un infierno, todos los recreos me agarraba a las piñas con esta banda de delincuentes juveniles, y siempre venía un preceptor a tomar cartas en el asunto, avisándoles a nuestros padres que estabamos teniendo una muy mala conducta y que si seguiamos así iban a proceder a expulsarnos de la institución.


Obviamente, al llegar a mi "hogar" mis padres me insultar de arriba a abajo, me castigaron dejándome si salidas los viernes y sábados, pero cuando me indicaban todo esto me comía por dentro que lo único que hice fue darle una lección a ese matón de cuarta. Pero no dije nada, y acepté las culpas con la mejor cara de arrepentimiento posible. Luego de gritarme por dos horas, me indicaron que me vaya a mi habitación y que no salga de ahí hasta la cena. Ellos al decir esto, se retiraron a su cuarto a descansar del agotador día de trabajo que siempre tienen. Yo por mi parte, en vez de irme a mi cuarto, fui al de mi hermana para ver como se encontraba, pero ni siquiera se encontraba en su propia habitación. Decidí informarles a mis padres sobre la ausencia de Clara en la casa, y ellos me respondieron con una indiferencia que ya no me sorprendía viniendo de ellos: -Habrá ido a la casa de Sofía a terminar algún trabajo práctico, o algo por el estilo... -Esto me contestó mi madre, y mi padre mientras tanto estaba internado en la trama de la serie de televisión que estaba viendo-


Clara, usualmente los viernes y sábados a la noche, solía decirles a nuestros padres que se iba a la casa de esta vieja amiga suya, con la cuál no se habla desde hace años; y en realidad salía con el novio o con sus verdaderas amigas a algún boliche por la zona.


Inmediatamente, sabiendo que esa misma noche una de las compañeras de mi hermana festejaba su cumpleaños con una fiesta imperdible, me cambié de ropa y salí de mi casa con el máximo sigilo posible.


Ya estando en la calle, me tomé un taxi y en unos minutos llegué al lugar donde iban a ocurrir los hechos mas traumáticos de mi vida. Entré a la fiesta que era en su misma casa, y fui preguntando por mi hermana uno por uno a todo conocido que se me cruzara y no pasó más de media hora de mi llegada cuando escuché un grito de espanto que provenía de la puerta de uno de las baños de la casa.


Todos se acercaron para ver que ocurría, y lo inimaginable pasó...


Cuando llegué al tumulto de gente, algunos que como yo empujaban y se esforzaban para poder ver lo que había pasado y estaban los que miraban espantandos lo ocurrido. Un grupo de personas al reconocerme, dejaron que pasé al interior del baño y uno de ellos me susurró al oído con mucha pena: -Lo siento mucho Tomás...


Al principio no entendía, pero en mi interior sabía que algo malo había pasado, lo presentía...


La vi tendida en el suelo y a su alrededor había un oscuro charco de sangre, sus muñecas estaban cortadas por la hoja de una afeitadora, pero lo que más me dolió además de su muerte y de que no la iba a escuchar ni ver con vida nunca más; fue que murió triste y asesinando a un inoscente, asesinando a su propio hijo...


Me arrodillé y le agarré una de sus manos ensangrentadas y la besé como señal de que la apoyaba hasta en las peores situaciones. No derramé ni una lágrima, ya que no caía en la realidad sin embargo mi mirada reflejaba el dolor de perder a una hermana tan querida como era ella.


La fiesta se suspendió, la música se cortó y muchos se fueron. Los que quedaron eran en su mayoría amigos y compañeros míos que tenían la intención de apoyarme y hacerme sentir que a pesar que no estaba solo. Hernán, uno de mis mejores amigos, pusó su mano en mi hombro derecho y eso significó mucho más de lo que Hernán se pudiera podido imaginar. Sentí algo que no todos sienten,sentí que siempre iba a tener una mano que me iba a ayudar, en las buenas y en las malas...


Llegó la ambulancia y retiraron el vacío cuerpo de mi hermana en una bolsa, mis padres llegaron y comprendí que a pesar de su indiferencia y poco cuidado con sus hijos, nos amaban...


Luego del entierro de Clara, mi ira inundó mi ser, tuve una enorme sed de venganza que terminaría si alguna vez el cobarde de Nicolás aprendiera la lección, que tuviera algún castigo en su vida, y ese castigo tenía que ser muy fuerte.


Comenzé a ir al gimnasio, y dejé de tener una vida social estable; lamentablemente a mis amigos no los vi por un largo rato, aunque los extrañaba sentía que nada me debía distraer.


Me llené de odio y rencor, todas las noches me imaginaba diferentes escenarios en los cuáles le daba una palisa al cobarde que causó el suicidio de mi hermana.

Me recluíen mi cuarto, y a mis padres les pedí que si un amigo me llamaba o me pasaba a visitar, yo no estaba para nadie. Por supuesto esta idea no les gustó a ellos, igual respetaron mi decisión.

Luego de un mes de haber faltado al colegio, y de estar escondiendome de la sociedad; volví al mundo. Las faltas por mis auscencias no me las contaron ya que mi padre había arreglado todo con el director, y al volver todos mis compañeros mi miraron sorprendidos, ya que pensaban que me había ido de la ciudad, que había desaparecido. Ya nadie me llamaba ni pasaban por mi casa, me daban por perdido.

En ese momento sentí como si hubiera revivido, volví a nacer. Mis viejos amigos se acercaron con temor y poca confianza, nos saludamos afectuosamente pero con cierta formalidad y empezamos a conversar sobre las últimas situaciones que ocurrieron. Preguntas como: "¿Por qué estuviste desaparecido todo este tiempo?", fueron muy frecuentes y siempre respondí "Necesitaba tiempo para pensar a solas..."

Despues de responder esto por tercera vez en la misma conversación Hernán comprendió que mi respuesta no iba a ser mas específica y cerró el tema diciendo con cierto apuro: -Bueno chicos, vayamos a clases que llegamos tarde y Tomás no puede volver con una media falta despues de estar ausente un mes entero...

Todos asentimos e ingresamos al colegio. Pero todavía no había visto a Nicolás ni a ninguno de su grupito, "¿Se habrán divido?" "¿El cobarde habrá huido, y su trasero habrá sido cubierto por su padre por milésima vez?", y esas preguntas se me fueron contestadas en el medio de la primera hora de clases, donde no me podía concentrar ni un segundo en los estudios, y mi compañero de banco Hernán, que tuvo que hacer mudar al que me reemplazó todo el mes pasado, tampoco podía prestar atención y entonces no paramos de conversar...

-Se cambiaron todos de colegio entonces? -pregunté yo curioso-

-Sí, desde el incidente Nicolás se mudó de su vieja casa y depaso cambió de colegio junto a sus perros falderos... -Me contestó mi viejo amigo-

-¿Nadie les dijo nada, o siguieron tan impunes como siempre? -pregunté otra vez-

-Apenas sucedió lo de tu hermana, Nicolás especialmente faltó a clases y luego se desapareció, y lo siguieron todos sus amigos al otro colegio... -Me volvió a responder-

-¿Sabés cuál es su nueva dirección, o donde viven sus amigos? -Le pregunté mirandolo fijo a los ojos, para verificar que no me mienta en ningún detalle, ya no confiaba en nadie ni siquiera en mi mejor amigo-

-Exactamente donde vive no lo sé, pero Rafa creo que sí sabe, siempre lo ve por el caminando por el barrio de la oficina de su padre... -Me contestó de la forma más sincera que una persona podría hacer-

Inmediatamente que empezó em primer recreo intercepté a Rafael, un chico tímido y miedoso, pero muy buena persona que más de una vez me dio una mano para las materias más complicadas. Le pregunté una y otra vez si había visto a Nicolás, y sin negarmelo me contestó con temor: -No puedo decir nada Tomi, perdoname pero sino me metería en un aprieto...

Fui muy intolerante con esta respuesta, al segundo me vi tirando al pobre adolescente contra la pared, le agarré la cara fuertemente y mirandolo a los ojos con una cara de desquiciado le dije: -¡Por culpa de esa basura murió mi hermana y el hijo que llevaba en su viente, ese cobarde tiene que pagar y si no hablas te juro que te mato aca mismo!

La verdad que se asustó el doble, pero finalmente largó toda la información, tuve que recurrir a la violencia porque no me quedaba otra lamentablemente, siempre Nicolás abusó de Rafael, él siempre le hacía todos los trabajos y lo único que tenía como recompensa eran golpizas y burlas humillantes. A veces hay que combatir el fuego con fuego, y eso hice...

Sabía el barrio, pero no la dirección exacta, pero lo que tenía era mejor que nada. Al otro día, vestido de una forma para pasar desapercibido fui a dicho barrio, y me quedé tomando algo en un café por donde mi objetivo, según Rafa, siempre pasaba...

Alrededor de las 3 de la tarde lo vi, sentía y oía como mi corazón latía; parecía que iba a estallar en cualquier momento. Controlé mis emociones más animales y salvajes, finalmente lo seguí para ver su paradero.

Caminó varias cuadras hasta que se adentró en una plaza, que por cierto se encontraba desierta, no había ni un alma alrededor. Sin embargo en el medio de dicho lugar, había un grupo de personas que al ver a mi supuesta "víctima" lo saludaron con cierto afecto. Luego de analizarlos unos segundos los reconocí, eran sus títeres de siempre...

Esperé unas horas sin sacarles la mirada de ensima, y la mayoría se retiraron en diferentes direcciones; obviamente no estaba haciendo nada legal; se podía ver claramente que lo que fumaban no era cigarrillo y que esperaban a alguien más. Ese alguien llegó, y comenzaron comportarse de una forma extraña y sospechosa, estaban en las drogas evidentemente, y ese nuevo personaje era un "tranza". Lo que fumaban no era cigarrilo tampoco, y cuando el "dealer" se retiró se quedaron disfrutando de su nueva mercadería. Luego de una media hora sólo quedaban su líder, y dos muchachos más...

Ese fue el momento para mi aparición, salí detrás de uno de los árboles mirando fijamente al "capo de tutti" de los que estaban presentes. Nicolás me miró fijamente, y al reconocerme su rostro demostró miedo y sorpresa...

Los tres se pusieron de pie, y uno de ellos me dijo en tono amenazante: -Andate o terminás como tu hermana...

Eso me convenció más todavía de que me debía vengar en ese mismo momento, mientras tanto Nicolás estaba asustado, ya no era el soberbio que solía burlarme y humillarme todas los días de semana o por lo menos ya no me miraba con la soberbia en que lo hacía en aquellos tiempos...

-Ahora mismo estoy viendo al verdadero Nicolás, el cobarde que no sabe arreglar sus propios problemas que causa, y recurre a su papi para que haga las cosas por él... -Dijeen un tono desafiante-

-Chicos, no se metan en esto... -Dijo el cobarde, y continuo- Ahora vas a ver imbécil...

Al terminar estas palabras, se me abalanzó y los dos al forcejear nos caímos al piso. Seguimos luchando para definir quien tendría la mejor posición para golpear primero, hasta que finalmente con un golpe de suerte la posición la obtuve yo. y lo golpié con toda la furia acumulada todo este tiempo. Todas esas humillaciones sufridas, todas las veces que lastimó a mi hermana engañándola con otras mujeres y dejándola sola cuando más lo necesitaba, todo eso fue descargado en mis puñetazos. Desde mi primera trompada en su nariz, se vio aturdido y confundido, capaz las drogas que consumió minutos antes hayan contriuido en estos estados, pero eso no importaba. Lo único que importaba era que mi venganza se estaba realizando, por fin le estaba dando una lección al chico que nunca fue castigado, al que siempre hizo sufrir al prójimo y nunca se arrepintió ni pidió perdón.

Le pegué una y otra vez sin cansanció, hasta que empezó a balbucear por la sangre en su boca las palabras "No me pegues más, por favor", me trataba de suplicar pero nada me iba a conmover, no iba a tener piedad en ese momento tan esperado...

Hasta que sus amigos interfirieron golpeándome en la cabeza, dejándome ahora aturdido amí. Nada me iba a detener, ni siquiera un ejército de drogadictos. Me puse de pie lo más rápido que pude, y repartí piñas y recibí también, hasta que pude derribar a uno con una trompada en su quijada...

El otro se tropezó al intentar tirarme una patada, tuve mucha suerte ese día, y en ese segundo en el que se preocupó para no carse al piso por espástico, le regalé una patada con todas mis fuerzas en sus genitales dejándolo neutralizado por el momento. Este era mi dia! Todas estaban a favor mío, pero la suerte cambió cuando di media vuelta para ver en que posición se encontraba Nicolás, pero había desaparecido. Al segundo de darme cuenta que él ya no estaba tirado en el suelo, recibí un terrible piedrazo en la cabeza que me dejó casi inconsciente. Pude ver su cara de una forma poco nítida, pero supe que estaba sonriendo, además estaba diciendo algo pero que no lograba escuchar con claridad. Me iba a dar el segundo golpe y el último al parecer, pensé en todos mis amigos, mis padres y mi querida hermana, su muerte no fue vengada... Recuerdos pasaron por mi mente, mi hermana defendiéndome de las mujeres que me despecharon, de las arpías que se me acercaron alguna vez, las veces que nos cubrimos mutuamente para que nuestros padres no nos reten más de la cuenta. Esas navidades en familia donde tódo parecía felicidad, ver a los primos que uno no veía casi durante todo el año porque vivían muy lejos, y esas salidas con mis amigos donde las risas adornan las mejores anécdotas con ellos. Todo eso pasó por mis ojos en ese instante, y derrepente todo se apagó..

AL estar en la oscuridad absoluta, sólo me acuerdo del ruido de un tren, y algunos gritos que podrían ser de espanto, o tal vez no; no lo sé realmente... Después de eso, no me acuerdo nada más...





Luego, me levanté en un hospital, internado por supuesto con todos tubos alrededor mío y conectados a mí. Parecía robocop, pero más vulnerable. Mi madre se encontraba al lado mío, tomándome la mano y mirándome fijamente con una enorme angustia. Yo cuando alcanzé verla, una lágrima escapó de mis ojos, me acordaba de lo que había intentado hacer, de la pelea y de que estuvea punto de morir, pero estaba muy débil como para mantener un diálogo prolongado, también me encontraba muy sedado. Ella al descubrir que me había despertado se alegró muchísimo, sonrió y me saludó dándome un beso.

-No te preocupes hijo, nosotros nos vamos a ocupar de todo... -Me susurró dulcemente en el oído-

En ese momento hice caso omiso a esas palabras y le dije de una forma inocente tratando de imaginarme que todo lo que había pasado había sido sólo una maldita pesadilla: -Mamá tuve un sueño horrible, en donde yo y Clarita moríamos...

Mi madre rió para no llorar, y respondió con una ternura materna que me fue imposible ignorar: -Sólo fue un sueño hijo, ahora volvé a dormirte que vas a ver que esta vez el sueño va a ser más lindo te lo prometo. Acordate que después de la tormenta, siempre sale el sol...

Sonreí y volví a dormirme como si fuera un bebé despues de una canción de cuna, sin embargo de fondo pude escuchar algo que no me intranquilizó para nada pero hizo darme cuenta que no habñia soñado nada y que todo era la más pura realidad. Nicolás Estevez, acababa de morir por un paro respiratorio internado en el mismo hospital, según lo que pude escuchar de una forma poco nítida fue que su cuerpo estaba deshecho y con graves heridas que provocaron que se desangré...